Hoy es uno de esos días raros. Todos mis pensamientos flotan a la deriva y
ninguno toca tierra.
La calma me aburre y la tormenta me ahoga al respirar. Quiero un viento a rachas y una alma que no esté rota.
La calma me aburre y la tormenta me ahoga al respirar. Quiero un viento a rachas y una alma que no esté rota.
Me lo he ganado yo por ponerme este escudo
humano que calla más que habla, que llora más que ríe y que me hace más débil
que valiente.
Cada día recuerdo tu maldita dulzura.
Esa con la que miras y con la que piensas.
Me hablas con puntos suspensivos porque sobran las palabras entre tu y yo.
Me hablas con puntos suspensivos porque sobran las palabras entre tu y yo.
Lo que te hace grande es tu
constancia y tu constancia es mi suerte.
Se busca golpe maestro que acabe con las nubes negras y traiga relación infinita o perpetua.
Urge pirómano de la rutina y los silencios incómodos. Urges tú.
Sí tú, a pesar de la cuadratura de tu círculo mental y tus sonatas fantasmas castizas.
Doblaré el mapa y llegaré a ti, tarde o temprano. Y el día que eso suceda sálvese quien pueda.
Se busca golpe maestro que acabe con las nubes negras y traiga relación infinita o perpetua.
Urge pirómano de la rutina y los silencios incómodos. Urges tú.
Sí tú, a pesar de la cuadratura de tu círculo mental y tus sonatas fantasmas castizas.
Doblaré el mapa y llegaré a ti, tarde o temprano. Y el día que eso suceda sálvese quien pueda.
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