Último día del año y es inevitable hacer balance.
Un pánico me invade al saber que no todo lo que había previsto se ha cumplido.
No estoy en el lugar que quiero estar, no me ha dado tiempo a ir al gimnasio, ni perder los kilos que me sobran, ni he aprendido nada nuevo de inglés.
He viajado poco? He dejado de lado a personas importantes? Le llamo demasiadas veces pesada a mi madre?
Me he pasado el año esperando que llegara el fin de semana, las vacaciones o fin de mes.
He desperdiciado días sin sonreír o sin decir las cosas que pienso.
No quiero volver a ponerme propósitos.
Pero no ponerme propósitos es un propósito en sí.
Serviros una copa esta noche y brindar, brindar por los incumplimientos.
Esos se nos dan de lujo.